Luxación Acromioclavicular

La lesión de la articulación acromioclavicular es una de las lesiones más frecuentes, quizás por su posición subcutánea y la relativa escasez de músculos que la protegen. Generalmente se producen en eventos deportivos, pero son muy comunes en accidentes de auto o traumas de alto impacto. Se producen por un mecanismo indirecto, generalmente al caer de costado sobre el hombro, aplicándose una fuerza lateral en el acromión. 

Clasificaciones
Las lesiones de la articulación acromio clavicular se agrupan en 6 tipos, de acuerdo a sus características biomecánicas, clínicas y radiográficas:
Tipo I: Esguince de los ligamentos acromio claviculares. La articulación se mantiene estable y no hay cambios radiográficos.
Tipo II: Disrupción de los ligamentos acromio claviculares, con indemnidad de los coracoclaviculares. Puede haber cierta inestabilidad en el plano horizontal y en la radiografías antero posteriores hay menos de un 25% de luxación.
Tipo III: Disrupción total de los ligamentos acromio claviculares y coracoclaviculares. La articulación esta groseramente inestable y hay una luxación del 25 al 100 % en las proyecciones antero posteriores de la radiografía. Pueden ser vistas con mejor claridad en las proyecciones axilares.
Tipo IV: Es la luxación posterior del extremo distal de la clavícula
Tipo V: Es una forma más severa de la tipo III, con ruptura de la fascia deltotrapecial.
​Tipo VI: Son muy raras. La clavícula se luxa en posición inferior y queda alojada en posición subcoracoidea. 

 

La lesión ocurre principalmente cuando el deportista cae y golpea directamente su hombro con una superficie. Esto resulta en una fuerza dirigida sobre el mismo acromion, el cual realiza un movimiento hacia abajo y hacia adentro, lesionando los ligamentos de la articulación. También puede ocurrir de forma indirecta, cuando el deportista cae apoyando su mano con el brazo extendido, lo que ejerce presión sobre la articulación provocando el daño de esta.
Existen varios ligamentos encargados de mantener la unión y la estabilidad de la articulación acromioclavicular. Durante una luxación, estos ligamentos se lesionan. Dependiendo de la cantidad de ligamentos comprometidos y la magnitud del daño, mayor será la separación de la clavícula con respecto al acromion, lo que genera dolor, deformidad e inestabilidad de la articulación.
El cuadro clínico corresponde a dolor agudo del hombro afectado, que aumenta con la palpación directa sobre la articulación o al realizar movimientos como levantar el brazo sobre el nivel del mismo hombro. Los grados más severos logran una gran inestabilidad de la articulación dando la sensación de que el brazo pueda “arrancarse”. Esto hace que el paciente realice una flexión del codo y se tome el brazo afectado con la mano del lado sano, como si llevara una cartera (signo de la cartera). Otro signo clásico de esta lesión es ver como se eleva la clavícula con respecto al acromion, provocando una gran deformidad, y que al presionarla, esta desciende (signo de la tecla). Dentro de los cuadros clínicos similares que hay que diferenciar, se encuentra la luxación de hombro, cuadro que también se caracteriza por dolor, deformidad e incapacidad funcional.

El tratamiento puede ser quirúrgico o no quirúrgico. Los grados menores, donde existe una inflamación o una rotura parcial de los ligamentos, la recomendación es un tratamiento no quirúrgico que consiste en el uso de cabestrillo o inmovilizador del hombro por 1 a 2 semanas más el uso de analgésicos y hielo local, seguido de una rehabilitación precoz gradual con sesiones de kinesioterapia. Deben evitarse deportes de contacto y levantar peso por 3 a 4 semanas.

El tratamiento quirúrgico está reservado para casos más severos, donde la clavícula es desplazada en más de un 100% o queda en posiciones atípicas, donde el tratamiento ortopédico no es suficiente. El objetivo del tratamiento es restablecer la anatomía mediante el uso de algún implante que mantenga la clavícula en su posición normal, con o sin reconstrucción de los ligamentos. Esto puede ser por cirugía abierta o artroscópica dependiendo del caso. Posterior a la cirugía, el paciente queda con cabestrillo por 4 a 6 semanas, y luego se inicia la kinesioterapia para recuperar el movimiento y la fuerza a la espera de la cicatrización de los ligamentos dañados. El retorno deportivo se estima que es en alrededor de 3 a 4 meses.

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